30 agosto, 2009

¿Crisis en L o escalera descendente?

Zapatero nos anunciaba este viernes con una edulcorada comparecencia que nos va a subir los impuestos, así que a partir del año próximo no sólo las familias que están sufriendo el paro sino también aquellas, cada vez menos, en las que todos los miembros trabajan van a ver empeorar sus condiciones de vida.

Quizá sea esto lo que nos haga despertar, si es que no hemos despertado ya, del sueño de prosperidad que hemos vivido en los últimos años. Quizá sea lo que nos haga darnos cuenta de que no sólo ya no podemos soñar sino que, y esto es más importante, no lo podremos hacer en algunos años, probablemente muchos.

Porque, tal y cómo empiezo a ver las cosas, tal y cómo me las cuentan las personas a mi alrededor cuya opinión sobre el tema me parece digna de crédito, tal y cómo pueden leerse en los periódicos que vienen ofreciendo una información veraz y razonada acerca de todo lo que está pasando, no es que nos encontremos ante una crisis larga pero pasajera, no es que vayamos a pasar un paréntesis del que nos recuperaremos más pronto o más tarde, no estamos atravesado un bache, ni siquiera uno muy pronunciado.

No, la realidad es que estamos bajando por una escalera que nos lleva, indefectiblemente, a un piso inferior, estamos cambiando de categoría y, de no empezar a ponerse soluciones en breve, vamos a quedarnos en las plantas bajas durante mucho tiempo, quién sabe si durante el resto de nuestras vidas.

La gente cree que la prosperidad, mayor o menor, es una situación permanente, pero la historia nos enseña que no es así. Ahí está el paradigmático caso de Argentina, uno de los países más ricos del mundo hasta que un populista llamado Perón (no tan distinto de nuestro propio populista) lo despeñó por un barranco del que décadas más tarde no tiene pinta de poder salir.

Ya hombre, pero España no es Argentina, me dicen cuando pongo sobre la mesa este ejemplo. Puede que no lo sea, pero, ¿cuál es la diferencia esencial? ¿Somos los españoles tan diferentes de los argentinos?

“No sé, pero estamos en Europa, en el Euro” suele decirme mi escéptico interlocutor. De acuerdo, esa es una diferencia, pero ya empieza a haber voces que alertan públicamente (privadamente tiempo hace que me lo dicen) que el Euro tampoco es una situación necesariamente permanente y que, tal y como se puede entrar, es posible salir (quizá algo más difícil pero no imposible) o, mejor dicho, que te echen.

Y lo peor es que no sólo en la clase política (a uno y otro lado), es que tampoco en la sociedad se ve el pulso suficiente, la energía y la determinación necesarias para dar la vuelta al proceso. Suele decirse que tenemos lo que nos merecemos y en este caso es cierto: nuestros políticos nos llevan al abismo, pero a nosotros no nos importa mientras nos digan que el viaje son unas vacaciones.

Al fin y al cabo, cuando bajas te pesan menos las piernas.

1 comentario:

Alfarache dijo...

Es muy triste que hayamos dilapidado en pocos años todo lo hecho anteriormente. En España no aprendemos jamás de nuestra propia historia. No salimos nunca del pozo por más cerca que estemos de lograrlo (y lo hemos estado de verdad).

Cuando por fin parecía que estábamos entrando en el club de los países de primera línea... volvemos a caer en nuestra propia cutrez y nos vamos solitos a segunda división (y esperemos que no lleguemos a la tercera, como Argentina). Qué desastre. Y lo malo es que se veía clarísimamente desde el primer momento tras las sangrientas elecciones de 2004.

¡Es tan fácil coger los mandos un avión despegado por otros que va volando a 10.000m de altura a tope de combustible... y tirarse el pisto en plan piloto experto! Todo es bonito entonces y super-guay, hasta que alguien se da cuenta de que hay que aterrizar de vez en cuando, repostar, cumplir rutas, horarios.... Y nuestro avión lamentablemente se está estrellando entrenado en barrena con las luces rojas de depósito vacío parpadeando desesperadamente... ¿Y qué hace el ZPiloto??? Anunciar a todos los pasajeros, según caemos, tranquiliad... que habrá limosnas y algo de dinero para nuestros seguros de vida cuando muramos, y que promete cambiar todas las luces rojas de emergencia por verdes.

¡Hey! ¡Y todos contentos evitando escuchar cómo se paran los motores y viendo encantados la Liga y la F1 en las pantallas TFT de los asientos! Que guays somos en España. Efectivamente. Tenemos lo que nos merecemos. Y repito... esto se veía en 2004. No es una sorpresa.